Lifted

Estados Unidos es un crisol de culturas tan inabarcable y extenso que muchas cosas, detalles y personas pueden pasar desapercibidas. Músicos y orfebres increíbles cómo el recientemente fallecido Richard Swift, solo obtienen un titular cuando desaparecen. El mundo es así de injusto e intratable, y más cuando hablamos de folk-rock. Hay tal cantidad de cantautores de ambos sexos rasgando una guitarra acústica y desgranando sus experiencias vitales que cuesta asomar la cabecita y lograr algo de repercusión. Si a eso le sumas que en muchos casos cierta ausencia de vanidad, mucha humildad y ese espíritu hippie basado en el “a mi solo me importa la música”, acaban por jugar en contra de un género que evoluciona como un paquidermo cojo. Eso también hay que decirlo.

Todo esto viene a cuento porque al igual que Swift muy pocos en este país, incluso en el suyo, saben de la figura de Israel Nash, y eso que ya vamos por su quinto disco de estudio. Igual hay alguien muy docto al que le suena por su vital participación en el último trabajo de Joana Serrat. No es casualidad que el disco de la catalana se titule igual que el estudio de grabación de Nash donde fue forjado. Igual hay incluso quién lo han visto sobre uno de nuestros escenarios, en las pocas veces que los ha pisado y que además ha escuchado con deleite sus discos y los ha disfrutado tanto como yo. Y es que Israel es una de esas debilidades que debería encandilar a cualquier amante del género.

Por el contrario, y  sino lo conoces bien, este disco es un excelente eslabón de enganche a su carrera. Y lo es porque Israel Nash sigue manteniendo un nivel muy elevado a la hora de trazar melodías envolventes, que en este trabajo ha agrandado dejando que cierta psicodelia, la misma que tanto gustaba a Richard Swift, se haga dueña de muchas de las tonadas. Solo hay que escuchar la excelente “Rolling On” inicial, para darse cuenta de ello. Incluso hasta se puede afirmar que la sombra de Neil Young, con el que tantas veces se le ha comparado, aparece mucho menos (“Sweet Springs”, ”Strong Was The Night”) aunque no desaparezca del todo.

Estamos, por tanto, ante un trabajo que mantendrá a Israel en el mismo plano de siempre. Ese en el que el prestigio es inversamente proporcional a la fama. Pero sabemos que a él eso le importa un rábano. Al igual que a nosotros mientras podamos disfrutar de canciones como la trotona “Lucky Ones” o la ensoñadora “Spiritfalls” que es sin duda uno de lo momentos cumbre del álbum. Mientras tanto el mundo continúa su curso. La música continuará proporcionando titulares ajenos a ella, y los orfebres seguirán en sus estudios trabajando para hacernos la vida un poco más bella de lo que realmente es.