Hay que rastrear mucho hoy en día para encontrar en la escena catalana un disco en el que la imperfección sea un valor per se; en que el grito, el gallo, la asincronía, el desbarajuste de tiempos sean parte del contenido (fondo/forma), sin caer en propuestas amateur e intentos más o menos fieles —y honestos— de lo-fi. Isaac Ulam ha abandonado en su tercer disco en solitario el formato de canción, en el que hizo incursiones valoradas por la crítica en “Murtra” (12), para dejarse llevar por las aguas libertarias que ya exploró junto a Jose Domingo en “Temple d’aigua i llum” (13); “Ratpenat” es un disco que no separa las tripas del Isaac Ulam pintor y del Ulam músico, que narra un reencuentro con la vida fruto de abandonar sus adicciones. Y que lo hace vía trance, psicodelia o trash.
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