Con personajes tan mediáticos como los aquí reunidos, doy por hecho que la historia de este disco ya la conoce todo el mundo: Sean Penn le encarga a su amigo Eddie Vedder una canción para la banda sonora de una película que está realizando y el cantante de Pearl Jam se pone a ello con tanto entusiasmo que acaba concibiendo un disco entero.
Un total de once temas de intención delicada profunda y bella, que se supone deben casar con los magníficos paisajes naturales en los que nos sumerge la película y los pensamientos íntimos de su protagonista. Lástima que en general tampoco provoquen demasiado entusiasmo a excepción de tres: “Hard Sun”, versión de un tema de folk de crescendo épico de finales de los ochenta cuya autoría hay que atribuírsela a un desconocido (al menos por mí) Gordon Peterson, la chispeante y acústica “No Ceilings” y una inmensa “Long Nights” que logra conmover gracias a la sabia combinación de la profunda voz de Vedder y el punteo de la guitarra acústica que la acompaña, consiguiendo un ambiente envolvente de veras. Poco bagaje para el que se ha presentado de forma equivoca como su primer disco en solitario.
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