Hace menos de un año que veía la luz "Marauder" (Matador, 18), sexto larga duración en la carrera de Interpol y con el que (por momentos) la banda recuperó ese nivel destacado que al menos se acercaba al de sus dos primeros trabajos, "Turn On The Bright Lights" (Matador, 02) y "Antics" (Matador, 04). Un álbum notable que ahora presenta epílogo oficial y consecuente, en forma de EP y con el grupo neoyorquino regalando a sus seguidores un total de cinco temas nuevos.
Una serie de piezas sobrantes de las sesiones que la temporada pasada derivaron en el mencionado trabajo, capaces de lucir a buen nivel y que sortean con amplitud el término algo peyorativo de “descarte”. Composiciones todas ellas con nervio y peso propio, alejadas de las probaturas caprichosas que en ocasiones conforman este tipo de productos, y rematadas con la siempre reconocible impronta del trío. Un puñado de canciones que, de nuevo, se sitúa a medio camino entre el post-punk, la new-wave y el indie-rock, en una simbiosis casuística de la que a estas alturas Interpol no sólo son destacados valedores, sino poseedores en propiedad.
Pocas sorpresas, por tanto (y ni falta que hace), en torno al sonido acotado por Paul Banks, Daniel Kessler y Sam Fogarino, en una referencia que resulta de agradecer gracias a las explícitas “Fine Mess” y “No Big Deal”, además de los pegadizos punteos de “Real Life” o el convincente cierre que supone “Thrones”. Un lanzamiento que también reivindica el interés, romanticismo y posible trascendencia del formato corto como complemento a los álbumes. Sobre todo si, tal y como sucede con "A Fine Mess" (Matador, 19), termina concretado en material inédito capaz de sumar con lógica a la discografía del grupo en cuestión.
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