A medio camino entre el cancionero verde de El Chivi o Juampa y la Raja, el sonido de los cantantes melódicos latinos de los años setenta (Leo Dan, Leonardo Favio, Sandro, etc.), la estética funky-hortera de Disco Stu (el personaje de Los Simpsons), un monólogo cantado de Ignatius Farray en La vida moderna y una cinta de chistes de Eugenio comprada en una gasolinera, Anntona dinamita los cánones excesivamente solemnes al que nos tiene acostumbrado el indie de autor español a golpe de chascarrillo pop, de verbena irracional, de monólogo cantado.
Y es que Manuel Sánchez, conocido desde hace años por ser (y sigue siendo, cuidado) uno de los compositores centrales de Los Punsetes, da un paso adelante en su proyecto en solitario tras dos álbumes escudriñados en los recovecos del underground (o de Gramaciones Grabofónicas, ahora conocido como Discos Walden, sello del que formaba parte más o menos activa) y “profesionaliza" a Anntona en este Internacional: cuenta por primera vez con un productor (en este caso Sebastián Litmanovich, también conocido por ser el todopoderoso líder de Cineplexx), con un sello más grande -o menos underground- detrás (Everlasting Records), con una banda para girar (los músicos de Papaya, donde también toca Litmanovich) y con un repertorio que comienza a jugar cerca de otros sonidos a pesar de no perder la autenticidad doméstica, entre la baja fidelidad y el karaoke organizado.
A pesar de firmar un cancionero algo irregular en donde incluso se permite licencias de "canción seria" (Aceras anchas es un ejemplo de esto), Anntona no sólo se abre a géneros como el falso bolero (Mi pequeño pene y yo), se inyecta bien de auto-tune funky (Mató al Fary), se pone patéticamente romántico (Pero te quiero) pero, sobre todo, sigue encandilando con canciones que se cuelan entre lo mejor de su repertorio, tan aptas para que las cante (mal) David Guapo en El Club de la Comedia como para que se conviertan en la comidilla de todo modernícola de pro en los festivales de este verano, sea Imbécil internacional, No me aguanto, Una mierda como un castillo o Mi patria en mis gayumbos.
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