Sí y no. Las cosas han cambiado en el cuartel general de Alec Empire porque Hanin Elias ya no trabaja con él y porque un amigo muerto siempre es un amigo muerto. Y no lo han hecho porque, aunque Empire vuelva de nuevo a trabajar en solitario (bien, con Nick Endo echándole una mano), ya nada nos permite recordar sus primeros pasos en solitario (bien, quizás ese compacto extra más experimental y menos acomodaticio), sino que suena a Atari Teenage Riot al cien por cien.
Ni siquiera diríamos que es el mismo Empire de “The Destroyer”, porque aquí nuestro protagonista, más que darle a la tralla electrónica con coartada gabber, sigue arremetiendo contra la sociedad a base de bpm´s descontrolados, guitarras ficticias y textos políticos chillados a la oreja con toda la mala leche posible. Con lo que “Intelligence And Sacrifice” se convierte de algún modo en un disco continuista (en su primer compacto, repito), pero igualmente efectivo; un disco que partiendo de los Stooges llega se planta en las aguas del terrorismo sonoro sin apenas pestañear. El problema es que, aunque a uno no le suponga ningún problema escuchar una y otra vez los arrebatos anarquistas del alemán, se ha perdido un factor sorpresa que, en su caso, resulta ser casi determinante. Ya nadie se sorprenderá al escucharle (su directo en la Brixton Academy ya fue lo más allá donde Empire podía llegar en materia de extremismo), ya nadie se echara las manos a la cabeza con su drum´n´bass hiperveloz y a él, a Empire, solamente le quedarán las canciones para defenderse y, por mucho que un servidor las disfrute, no apostaría a que puedan bastarse por ellas mismas para hacerle subir un escalón desde su posición actual.
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