Integrity Blues
DiscosJimmy Eat World

Integrity Blues

8 / 10
Luis Benavides — 25-10-2016
Empresa — RCA / Sony BMG
Género — Rock

Después de publicar dos grandes discos como “Static Prevails” y, sobre todo, “Clarity”, imprescindibles para entender el emocore de finales de los noventa, la discográfica Capitol decidió prescindir de los servicios de Jimmy Eat World, que no cumplieron con las expectativas. Craso error. Y es que los de Arizona se marcaron dos años después la mejor de las venganzas posibles en estos casos: publicar “Bleed American”, su disco más exitoso hasta la fecha. Un hito, cabe decir, que no han vuelto a igualar.

Eso sí, desde aquel “Bleed American”, auspiciado en el 2001 por la entonces independiente Dreamworks, el cuarteto liderado por el cantante y guitarra Jim Adkins no ha dejado de lanzar discos, cada tres años exactamente. Cinco elepés han publicado desde entonces, con más o menos acierto. Pienso en los geniales y notables  “Futures” y “Chase This Light”, pero también en el aburrido y por momentos insulso “Invented”, el único tropezón en su dilatada carrera.

Sobra decir que su trayectoria, tan interesante como respetable musicalmente hablando, tiene mucho mérito. Llegar, llegan muchos. Mantenerse en esto, en cambio, está al alcance de unos pocos. Dicho esto, os comento mis impresiones después de darle unas cuantas vueltas a “Integrity Blues”, un muy buen disco de pop de guitarras, en la estela del anterior, “Damage”, publicado en el 2013.

Los dos singles de adelanto, la cañera “Get Right” y la redondísima “Sure And Certain”, con un estribillo brillante y terriblemente adictivo, representan muy bien el carácter directo y accesible de “Integrity Blues”, un disco cargado de melodías marca de la casa y alguna sorpresa impagable como la mutación de “Pass The Baby”, un tema lento y vaporoso con un cautivadora base electrónica que deriva en una excitante explosión de rock duro y pesado, y la orquestal “Integrity Blues”, donde la solemnidad de una instrumentación clásica y la reverberación de la voz de Jim Adkins nos transporta a algo parecido a una catedral.

Hay más, mucho más. Como la preciosa “It Matters”, la balada “The End Is Beautiful” (la nueva “Hear You Me”) y los estribillos en mayúsculas de “Through” y “You Are Free”, quizás demasiado edulcoradas para sonar épicas como me gustaría (algo parecido a la mágica “23” me serviría).

En general, el disco gana mucho con las escuchas. Dale una oportunidad (o dos) al disco, sin prejuicios, sin esperar otro “Bleed American”. Jimmy Eat World pueden haber refinado su sonido, y el envoltorio es algo más sofisticado, pero siguen siendo los mejores en lo suyo: facturar canciones redondas y emocionantes.

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