Insomnio

A veces, nos sentimos incómodos al descubrir los pocos recursos de algunas de nuestras formaciones estelares. Su directo cojea, su imagen roza el provincialismo más insultante y el sonido de sus temas en estudio se acerca, sin buscarlo, al de Folk Implosion. Mediocridad creativa,amateurismo pueril y más óxido que cerebro. Por suerte, casos como el de Hamlet nos llevan a pensar que no todo está perdido. Los madrileños representan todo lo contrario.

Producidos en esta ocasión por el vehemente Colin Richardson, el quinteto más profesional del metal nacional sigue demostrando haber sabido madurar como pocos -menos velocidad, menos hardcore y más recursos-. No serán la formación más creativa del planeta - ya se sabe, las directrices del rock duro, por mucho que se hayan ampliado en los últimos años, siguen siendo excesivamente férreas -, ni las letras de J. Molly serán las más apasionantes ("Dementes cobardes" le desmerece), pero no cabe duda de que la efectividad de los firmantes de las efectivas "Tu medicina" u "Odio" supera con creces la de cientos de bandas europeas, por mucho que los de Luis Tárraga fijen la vista en los más destacables combos estadounidenses (tomen a Deftones por ejemplo). Aunque lo que más sorprende tras descubrir hasta los rincones ocultos de "Insomnio" es descubrir como, cuando todos pensábamos que sería difícil ir más allá de aquel pretérito "Revolución12.111", Hamlet siguen cuesta arriba y superándose día a día.