No sé si el mejor lugar del mundo, pero sí el más honesto, es uno mismo. Al menos para Conrado Isasa, que desde que A Room With a View entregasen los instrumentos en un alto el rock permanente hace algo más de quince años, encontró en su apellido una nueva vía de expresión: un acorazado encaramado al sonido a madera de su guitarra que ahora se salda con “Insilio”, un tercer álbum en el que Isasa abre aún más su registro.
Manteniéndose como uno de los máximos exponentes del primitivismo ibérico y el fingerpicking, pero también de la guitarra instrumental en territorio ultra-underground (escenario compartido con compañeros generacionales como Negro o Xisco Rojo, entre otros), haciendo ojitos a iconos americanos como John Fahey (al que dedica una copla), Jack Rose o Sir Richard Bishop, en este tercer álbum, además de desterrarse en sí mismo o exiliarse interiormente (eso reza el título), también utiliza instrumentos como el harmonio o el weissenborn.
Y es precisamente en esa combinación de registros donde Isasa consigue abrir aún más un universo que lo encierra más en sí mismo para abrirlo a otros lugares: tanto cuando se abre a sonoridades de corte oriental (las ragas), como hiciese su compañero de ¿escena? Xisco Rojo en “Resistance Ragas” hace unos meses, recordando a Nayan Ghosh o Nikhil Banerjee, en canciones como “Cuesta Ramón”, o en himnos meditabundos y nanas adultas como “El mejor lugar del mundo”; como cuando firma cartas uruguayas (“Carrasco, Montevideo” y “Pocitos, Montevideo” parecen postales escritas desde allí) de un paisajismo folclórico latino embriagador
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