Cada disco, independientemente de su procedencia, cumple su función. Algunos han nacido para vender muchas copias y ser olvidados, otros para pasar a formar parte de la historia del pop o el rock, pero la mayoría existen para entretenernos temporalmente y después quedar perdidos en algún lugar de nuestra memoria.
The Kooks pertenecerían al tercer grupo. Sin tener nada que ver con ellos, The Kooks podrían ser como los estadounidenses Matchbox 20 (aunque Rob Thomas es mejor compositor que cualquiera de estos chicos) o Third Eye Blind, pero en el Reino Unido. Lo que ocurre es que sus ventas no son tan millonarias como las de aquellos, con lo cual quizás sea mejor equipararles a Coldplay, Morning Runner y similares.
Su fórmula es algo tramposa, aunque por suerte no se apuntan al carro del post-punk. Lo suyo es combinar temas acústicos con otros de espíritu más rockero (una sí, otra no), aunque con unos resultados más bien dulzones y nada venenosos. Queda claro que suenan más creíbles en el primer caso gracias a tres buenas canciones: “Sofa Song”, “She Moves In Her Own Way” o la estimulante “Ooh La”.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.