Onírico. Esa sería la palabra que mejor define el undécimo disco de Moby. Su disco de colaboraciones. Moby se dio de bruces con el éxito masivo con “Play” y nunca más alcanzó un logro parecido, pero Moby siguió a lo suyo, sin abandonar las coordenadas musicales que han marcado la última etapa de su carrera. Quizás pensó que el éxito era algo cíclico. Los cinco temas instrumentales de “Innocents” son como ese sueño reiterativo que jamás logramos descifrar, paisajes sonoros y fotografías musicales. La chica del artefacto está en los temas cantados, con Damien Jurado redondeando la mejor pieza del álbum con su brillante trabajo. Wayne Coyne de The Flaming Lips aporta su voz al tema más épico y bíblico del álbum, una nueva variante del "Perfect Day" de Lou Reed. Mark Lanegan deambula sobre una base minimalista, aportando su personalidad a un tema a medio gas, aunque es Cold Specks quien canta el tema más arriesgado de “Innocents”.
No es un mal disco, sino más bien la nueva obra de un músico que parece haberlo compuesto con el piloto automático puesto.
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