Después de un trabajo tan blandito como fue “Cuts & Bruises” (Geffen, 23) –continuación a su vez de “It Won't Always Be Like This” (Polydor, 21)–, cabía esperar que Inhaler aprovechasen ese amplio margen de mejora para, en efecto, facturar una continuación con más chicha que aquella referencia de hace dos años. Un optimismo desvanecido poco después de entrar en contacto con el presente lanzamiento. Un disco que, de nuevo, resulta albergar en su seno una secuencia anodina, repetitiva y, de paso, alargada en exceso.
Cincuenta minutos de indie-pop apto para todos los públicos, consecuentemente sobreproducido, y que genera sensación comatosa y déjà vu desde la segunda (sacrificada) escucha. La banda liderada por el vocalista y guitarrista Elijah Hewson –hijo de Paul David Hewson, o lo que es lo mismo Bono de U2– parece seguir fijando su objetivo en un tipo de receptor tan juvenil como ellos mismos. Sin reparos, concesiones, ni disimulos en torno a esos medios necesarios para conseguir el objetivo. En realidad, y dando por sentado que esa sería la meta perseguida, podría incluso llegar a admitirse que la formación irlandesa ha hecho los deberes en el que es su tercer álbum.
“Open Wide” suena (por supuesto) técnicamente intachable, y su pop de consumo rápido disfrazado con pose roquera impactará con facilidad en un público todavía fácilmente impresionable, que gozará gracias a piezas casi clónicas como “A Question Of You”, “Open Wide”, “Billy (Yeah Yeah Yeah)”, “X-Ray” o “Little Things”. Para el resto, queda el pasatiempo de encontrar los por momentos obvios paralelismos entre la forma de cantar de padre e hijo. Y poco (muy poco) más donde rascar, en un disco que genera bola progresiva e imparablemente.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.