Lo transversal: ese adjetivo tan manoseado (casi hasta el hartazgo), pero tan útil para definir la clave del éxito de los galos Indochine, una banda que ha despachado discos como quien vende rosquillas – más de diez millones – a lo largo de los últimos cuarenta años, apelando a una fórmula que ha sabido convencer a varias generaciones de oyentes de la más diversa extracción.
Brotaron en tiempos de new wave, pero, como bien reza la hoja promocional que avala estos dos nuevos recopilatorios, atravesaron las turbulencias del indie rock, del hip hop, del techno y el house – ay, aquel french touch –, del rock industrial y hasta del revival electro, y siempre se las apañaron (con la marca siempre a flote pese a los cambios en su formación) para absorber algunos modismos prestados de cada uno de ellos. Así hasta el desmoronamiento de la industria tradicional y, ahora, una pandemia, a la que no conceden la licencia de nublarles el panorama: anuncian nueva gira para el próximo mayo por grandes recintos de su país.
El primer álbum, que se publicó en junio, recopila sus últimos 27 singles, los facturados entre 2001 y 2021, mientras que el segundo agrupa todo lo que hicieron entre 1980 y 2000. Todas las canciones, en sus preceptivas versiones remezcladas y remasterizadas. El primero, con tan solo un inédito como gancho (el liviano synth pop de “Nos Célébrations”) y un par de revisiones acústicas (las de “Les Petits Pianos Sans Voix” y “Les Pianos Voix”). El segundo cuenta con la estupenda “3SEX”, más que loable revisión de aquel “3e Sexe” de su tercer álbum, en 1985, en la que Christine and the Queens (Héloïse Letissier ni había nacido cuando se publicó) le dan un sensacional contrapunto, que viene a ser la prueba más gráfica de la capacidad de adaptarse a los tiempos tan propia de la banda en sus cuatro décadas de trayecto.
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