Babel Babel
Discos / Indochine

Babel Babel

6 / 10
Carlos Pérez de Ziriza — 17-09-2024
Empresa — Sony Music
Género — Pop-Rock

Pedirles a Indochine cierto sentido de la medida es no conocerlos. Hace mucho tiempo que les gusta hacerlo todo a lo grande. Tuve la suerte de asistir a uno de sus conciertos de 40 aniversario en el Stade de France, hace dos años, y la dimensión del show – la irrupción de la Guardia Republicana, la tentación sinfónica, el pantallón en forma de campana, la duración del espectáculo – excedía cualquier mínima noción de mesura. Se lo podían permitir: son una institución en la música popular gala. Aunque en España nunca hayan terminado de arraigar. No estaba tan claro entonces si aquello era un “hasta siempre” o un “hasta luego”, y este doble disco de 17 canciones, el decimocuarto de su carrera en 42 años de carrera, que llega siete años después del último, es la respuesta. Nicolas Sirkis y los suyos no estaban muertos, estaban de parranda. O de aniversario, que viene a ser lo mismo.

"Babel Babel" (2024) es heterogéneo, grandilocuente, irregular, y esgrime como aval la mezcla de Mark Spike Stent (trabajó para Madonna, Björk, Massive Attack, Depeche Mode o Beyoncé). Mis pobres nociones de francés apenas me sirven para asegurarme de que las temáticas habituales están ahí: el amor, la guerra, el sexo o la injusticia. Materia prima que la actualidad de 2024 sirve en bandeja. Entre el pop electrónico de manual (de ese que suena un poco a los ochenta, otro poquito a los noventa y prácticamente nada a nuestro siglo) y el stadium rock, hay aquí estribillos resultones, como los de “Showtime” (con la voz invitada de Ana Perrote, de Hinds, nada menos), “Sanna su la croix”, “Le chant des cygnes”, “En route vers le futur”, “Tokyo Boy” o “Girlfriend”. También pasajes más acústicos y sutiles, como “Ma vie est à toi” o la balada (sostenida sobre instrumentos de cuerda) “Le garçon qui reve”. Algún discreto acercamiento al reggae, como “La belle et la bête”. Y cierta sobredosis de épica, la que hace que “Victoria” o “La vie est à nous” empalaguen tanto. Suena a fórmula más que amortizada, y por eso mismo, relativamente fiable para quien alguna vez la haya disfrutado.

 

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