Morning View XXIII
DiscosIncubus

Morning View XXIII

7 / 10
Adriano Mazzeo — 14-05-2024
Empresa — Autoeditado
Género — Rock

Este tipo de reediciones suelen levantar polvo, porque qué tentador puede ser pensar si con esta nueva versión de su clásico “Morning View” de 2001, Incubus acaban de sentenciar su muerte creativa. Los interrogantes son numerosos y las respuestas posiblemente nunca las sabremos, lo cierto es que la banda del multiartista e influencer Brandon Boyd ofrece este ejercicio de nostalgia lacrada y sellada. Convengamos que el carácter sensible de Incubus –que de algún modo tenue cambió una escena en su momento recogiendo el guante del grunge y mostrándole a la generación nu metal que no todo el rock es testosterona–, los deja habilitados a hacer algún uso de ese peligroso sentir que es la añoranza por el pasado.

Pero lo real es que “Morning View XXIII” es un disco que, si se lo exime de toda sospecha, llega a ser interesante y logra, obviamente, revivir emociones que evocaba su versión original. Aquel disco cambió la historia de la banda dividiéndola en dos, pasando de lo frenético, virtuoso y experimental de sus primeros álbumes a este carácter más contemplativo y sentimental pero plagado de vida, con arreglos y melodías francamente memorables. Es ligeramente decepcionante que en varios temas esta nueva referencia parezca ni más ni menos que una remasterización de la obra original, pero una de cal y una de arena: el buscado ambiente de “demo” que tiene esta reformulación es en parte lo que la hace encantadora. Digamos que su rusticidad, ese alma de producción inacabada, la solidez eterna de la base instrumental, la experiencia ganada con los años en la voz de Boyd y el omnipresente sonido de bajo de la nueva integrante en esa tarea Nicole Row –quien definitivamente forma parte de la banda luego de la salida de Ben Kenney– son los números ganadores aquí.

Más allá de ese buscado, y encontrado, sonido, las alegrías se pueden encontrar en algunos momentos puntuales como los nuevos arreglos –muchos, verdaderas delicadezas– de temas como “Circles”, “Are You In?”, “Aqueous Transmission” (en la que embellecen aún más una canción ridículamente hermosa) y sobre todo en “Echo” que cuenta con un outro que hace fluir sentimientos, conmoviendo en clave post-rock atmosférico.

Seguimos sin saber qué llevó a Incubus a decidir llevar adelante este proyecto (¿recuperar derechos a través de nuevas grabaciones?), pero ahí está para que los nostálgicos no cambien de costumbre o para que los esperanzados en el futuro de la banda se decepcionen. En cuanto a lo estrictamente musical puede que sea un refrito, pero sin dudas de un restaurante de alta cocina.

 

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