Cuenta Troye Sivan que, una mañana cualquiera, se despertó llorando y ese mismo día comenzó a escribir “In A Dream”, su nuevo EP. El 2020 ha sido complicado de gestionar emocionalmente por muchas razones, pero si le sumas una ruptura amorosa a los veinticinco años, la intensidad aumenta. Ese es el contexto por el que nos movemos para entender este nuevo proyecto del joven australiano que, como muy acertadamente leí en Twitter, nos abre las puertas de su propio “Melodrama” (Lorde, 17) de seis canciones.
El maravilloso último disco de la neozelandesa es una clara inspiración para Sivan, no solo en hilo conductor y concepto, sino también en sonido, letra y, por qué no, portada. Pero ahí dentro también se deja ver un Frank Ocean ambiental, una Charli XCX industrial o incluso un tímido David Bowie algo transgresor. Al contrario que en sus anteriores dos trabajos de estudio, Troye ha decidido no contar con ninguna colaboración en “In A Dream”, quizás por una cuestión de querer consolidarse de una vez como artista.
Y es que siempre he pensado que el éxito de Troye Sivan debería ser mucho más global y su talento verse más proyectado en emisoras de radio, portadas de revistas o festivales de todo el mundo. Algunos encuentran la justificación a esto en su juventud y otros en una homofobia interiorizada que hace que, por poner un ejemplo, un pelotazo como “STUD”, en la que habla sobre la imagen, el cuerpo y el deseo dentro de la comunidad gay, no sea una opción para sonar en tu radio favorita.
Troye Sivan es una estrella del pop le pese a quien le pese, y quizá el empujón que le falta para situarle en primera línea de batalla junto a amigas suyas como Ariana Grande o Taylor Swift es algo que debe hacer la industria musical por sí misma después de sacudirse cierto polvo de encima.
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