Para la parroquia que sigue el rock minuto a minuto, el debut de Imperial State Electric era uno de los acontecimientos más esperados de la temporada, una prueba de fuego a punto de superarse, resolviendo al fin una de las mayores incógnitas de los últimos años. Nicke Royale había dejado la puerta abierta a cualquier posibilidad, y cómo es un tipo listo con una cabeza bien amueblada, ha logrado cambiar de registro sin dejar de ser él mismo. Y eso tiene mucho mérito. Su voz sigue ahí, imperturbable y definida, su personalidad es sumamente arrolladora, y, sin perder del todo el sello que tenían The Hellacopters, ha conseguido una fórmula similar pero con melodías más cercanas al pop, un disco que va ganando enteros con las escuchas. Vamos, que ahora suena más a The Beatles que por ejemplo a The Rolling Stones. O también a Kiss, gracias a la capacidad que tiene para crear algunos de los mejores estribillos que se pueden oír a día de hoy. Precisamente las canciones más pop son las mejores del álbum. “Resign” es una delicia; “I’ll Let You Down” te va a seducir a las primeras de cambio, o “Lee Anne”, otra de las joyas escondidas para un disco, despeja dudas y abre un nuevo horizonte para uno de los músicos más interesantes que ha dado el rock’n’roll europeo en los últimos veinte años.
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