Impar

“Impar”, el nuevo disco de Miqui Puig, empieza de la mejor forma posible. Cuatro años después del excelente “Casualidades” (con el tentempié de “Miope”, su primer disco en directo, aparecido a mediados del año pasado) su retorno se esperaba con igual de ilusión que exigencia. “Domingo diesel”, su carta de presentación, es esplendorosa, con una elegante sección de vientos metal, guitarras exquisitas, una cita a “Boys Don’t Cry” de The Cure y el mensaje optimista central, que en el resto del disco muda de piel hacia la resignación (“Mal pero acostumbrado”), el hooliganismo vital (“Impar”) e incluso la pesadilla digna de una película del primer Polanski (“Entre cuchillos”).

La lírica de Miqui Puig sigue apostando por las historias llenas de matices, por reivindicar el fútbol como espectáculo sano y transmitirnos la pasión del coleccionista musical (“Vincent Montana Jr.”), y en “Impar” consigue grandes momentos gracias a su progresiva sabiduría narrativa y a una instrumentación que apuesta siempre por la exquisitez y que en este caso maravilla en la colaboración junto a The Pepper Pots (“Serio y bien plantado”), en el pop feudal de “El sirviente”, en el costumbrismo trajeado y de trompeta impecable de “Londres” y en esa miniatura ucrónica que es “UEFA”.