Tercer trabajo de esta formación mallorquina liderada por Miquel Vincensastre. Después de los coqueteos con la electrónica más reposada como herramienta para acompañar las atmosféricas y sugerentes composiciones de sus anteriores trabajos, el grupo apuesta en este álbum por un sonido más orgánico y directo, dejando a un lado los sonidos sintéticos para dar mayor importancia si cabe, a la voz (que, como dicen por ahí, evoca en ocasiones los registros de Thom Yorke). Recuerdos a las referencias de siempre, que van desde la delicada chançon de Jacques Brel al pop intimista y nublado de Refree, pero ahora ya con tres discos a sus espaldas, con un sonido y una personalidad propios que se observan claramente en temas como la homónima “Imagina”, donde fantasean con un mundo imaginario, o las letras de amor de “Vals caníbal”, “Game Over”, o “Floreixen”. Un trabajo continuista que consolida a Vincensastre como uno de los escritores de canciones en catalán más personales y reconocibles, y a su banda Marcel Cranc como posible referencia dentro del mundo del pop contemporáneo más relajado e íntimo.
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