“Fantastic Damage” (Def Jux, 05) fue considerado por muchos como el primer gran disco tras el 11-S: un retrato de la nueva paranoia que guiaría el mundo en los siguientes años que situaba a El-P entre los productores más relevantes del hip hop blanco y a Definitive Jux, su sello, como el probable epicentro de una nueva generación de raperos heterodoxos preocupados tanto por el cómo como por el por qué. Cinco años después, Jaime Meline no sólo iguala el envite sino que lo supera.
Todas las posibilidades que abría su debut se traducen aquí en un muro de sonido infranqueable formado por beats abstractos, sintetizadores corrosivos y rimas a dentellada limpia para acabar dando forma a la banda sonora totémica de la paranoia y la claustrofobia marca siglo XXI. Para cuando arranca la ácida “Tasmanian Pain Coaster”, con ese sample de Laura Palmer tomado de “Twin Peaks” y Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala de The Mars Volta sumándose a la lisergia, uno ya empieza a termerse lo que se le viene encima. Hay más colaboraciones, como la de Alec Empire, Chan Marshall o de afiliados jukies como Mr. Lif, Aesop Rock o Cage, pero siempre supeditados a la tensa cinética y al mensaje del maestro de ceremonias. “I’ll Sleep When You’re Dead” suena críptico, confesional, honesto y desgarrado. Un golpe a la contra en un mundo amenazado por la mentira y el miedo. Un acto salvaje y revolucionario perpetrado a pie de calle tan incontestable y definitivo como “Up All Night”, “Run The Numbers”, “Drive” o “Smithereens”. Monumentalmente tenso: una olla a presión a punto de reventar. Uno de los discos del año.
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