Si Lou Reed, John Cale, Maureen Tucker, Sterling Morrison y Nico hubieran cobrado en razón de la incalculable influencia de su debut y por la legión de artistas que han versionado alguna de sus canciones (de Big Star a Nick Cave, The Primitives, Beck o R.E.M), se habrían forrado. Desde luego, no era esa su filosofía, sino más bien la contraria, y no cabe duda de que ahí está parte de su magia y eterno poder de atracción entre varias generaciones de bandas y artistas de todo pelaje. Siendo vanguardia se hicieron unos clásicos, y de paso insuflaron densidad artística adulta en un campo hasta entonces acotado a la ligereza juvenil.
El caso es que Verve Records, el sello de jazz que les fichó esperando un rendimiento comercial en el pujante mercado del rock que no obtuvo en 1967, ha querido aprovechar el tirón del esperado documental de Todd Haynes con un elenco de lujo que interpreta de arriba a abajo uno de esos discos intocables que ponen de acuerdo a casi todo el mundo. Partiendo del axioma de que el original es intocable, el conjunto desprende una sensación de cariño apasionado, quizá lo máximo a lo que puede aspirar un proyecto de estas características. No en vano, el experto en recopilaciones de lujo y amigo íntimo de Lou Reed Hal Willner estuvo supervisando todo al milímetro, hasta que el virus se lo llevó por delante en la primera oleada de 2020.
Y cierto que habrá discrepancias, pero la solidez del conjunto, el sonido exquisito y la fluidez nos dice que estamos ante algo especial que trasciende el homenaje rutinario. Es un respeto que trata de interiorizar la audacia del original. No está mal, para empezar, volver a oír la voz del semi retirado Michael Stipe interpretando la preciosa “Sunday Morning”. El estilo vocal lisérgico de Matt Berninger le viene muy bien a “I’m Waiting For The Man”. A Sharon Van Etten y Angel Olsen no les cuesta seducir con su “Femme Fatale”, y Andrew Bird & Lucius elevan la apuesta al salir airosos de su versión acústica de la turbia e hipnótica “Venus In Furs”. Kurt Vile y su banda The Violators se ponen reverentes y apasionados en “Run Run Run”. En este contexto, la consumada deconstrucción que St. Vincent y Thomas Bertlett perpetran de la majestuosa “All Tomorrow Parties” no desentona demasiado.
Thurston Moore y Bobby Gillespie se desatan con “Heroin”, mientras la joven King Princess hace una encantadora lectura vintage de “There She Goes Again” y Courtney Barnett desnuda la tierna “I’ll Be Your Mirror”. Fontaines D.C. derrochan personalidad con “The Black Angel’s Death Song”, e Iggy Pop y Matt Sweeney ponen el broche ideal, “European Son”: sabiduría acumulada y nervio eléctrico con los que volvemos a rendirnos a un disco para la eternidad.
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