En la carpeta interior de este doble compacto el ex Gories y lider de The Dirtbombs Mike Collins nos abre su corazón y reivindica el single como vehículo ideal para que los grupos lleguen al público y no lo mareen con montones de canciones, muchas veces obviables. Cuatro temas o doce minutos, dice, bastan para mostrar tu baza.
También elogia a grupos como Wire o Swell Maps, y mientras lo hace nos descubre su filosofía. Y resulta que, al final, tras enfrentarse a estas cincuenta y dos canciones un puñado de veces tomamos conciencia de que eso es precisamente lo que importa. ¿El qué, dirán? Pues esa filosofía. Porque el valor principal de este catálogo de singles y de miles de sorprendentes versiones (por sus manos pasan Stevie Wonder, The Gun Club, Elliott Smith, Flipper, Bee Gees, The Beat –los británicos-, ESG, Soft Cell o The Romantics) reside en que sirve para que analicemos de nuevo la validez de su conformista garage punk soul mientras disfrutamos de una buena parte del minutaje y para que descubramos que Collins y sus múltiples acompañantes son un ejemplo de coherencia. Sólo que, indirectamente, sirve también para que le demos toda la razón en aquello de que con doce minutos a veces es suficiente. Orgásmico para sus fieles, aturdidor para sus simpatizantes y totalmente contraindicado para quienes imaginaban que este podría ser el mejor artefacto para descubrirles.
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