Icky Thump
DiscosThe White Stripes

Icky Thump

8 / 10
Robert Aniento — 17-04-2007
Empresa — Warner Music Spain
Género — Rock
Fotografía — Archivo

Tras el amago de evolución que supuso “Get Behind With Me, Satan” hace un par de años, la pareja de Detroit vuelve a lo que mejor sabe hacer. Y, aplausos, aplausos, de la mejor manera posible. Si su anterior disco venía con el aviso previo de haber sido compuesto al piano, y de ahí evidenciar un sonido menos afónico y una mayor densidad compositiva, lo primero que vamos a reconocer en “Icky Thump” –algo así como “ruido asqueroso”, una bella metáfora del contenido del disco, que se edita el 19 de junio- es la profusa y abigarrada, aunque al final irresistible, presencia de guitarras a lo largo de su minutaje.

Jack White se reinventa como un nuevo arquetipo de guitar hero para el nuevo milenio y nos regala algunos de sus mejores riffs y un largo número de solos. Entre los primeros, destaca el que sirve de pistoletazo de salida del disco, su tema titular, y que es más que digno sucesor de temas como “Blue Orchid” o incluso de su definitorio “Seven Nation Army”. También queda espacio para el toque country que hace los honores a Nashville, actual residencia de Jack y en cuyo uno de sus estudios más emblemáticos –Blackbird- han grabado el disco. Pero ni siquiera en ello el dúo pierde el sello de la casa; ahí está el country añejo revestido de garage de barrio en “You Don’t Know What Love Is (You Just Do As You’re Told)” o el diamante que cierra el disco, “Effect And Cause”. Hasta la hilarante “Conquest”, una bizarra adaptación con trompetas de un tema de los cincuenta (del desconocido Corky Robbins), a medio camino entre un homenaje a lo latino y una broma privada, acaba ganándose nuestro corazón y oídos.

Tampoco falta un tema de folk-à-là-Zeppelin con gaitas incluidas, “Prickly Thorn, But Sweetly Worn”, la seca dureza de “Little Cream Soda”, desde ya una de sus canciones más salvajes, o el eficaz continuismo de cortes como “I’m Slowly Turning Into You” o “Catch Hell Blues”. Permaneciendo invariables, Jack y Meg siguen logrando sonar diferentes en cada una de sus entregas. Han logrado dignificar con su discografía un género tan poco agradecido como es ese, llamémosle garage minimalista, del que son tan grandes exponentes.

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