Hace poco más de año le tocó a Solomon Burke, quien, tras años olvidado, volvió a primera fila de la mano de un disco excelente. Y este parece ser el caso de Al Green otro soul man de madurísima edad también metido a reverendo.
. El resultado de su vuelta es un disco de soul y r&b setentero clásico, que, pese a su falta de originalidad, hace que reflexionemos sobre el estado actual de la música comercial negra. Hablemos claro, “I Can’t Stop” sin ser nada del otro jueves, le da tres patadas a la Beyoncé, a Nelly y a todos sus imitadores, a eso que ahora llaman r&b -¿qué pasaría si Sam Cooke resucitará mañana?-. Para conseguir tal proeza -nada difícil en los sesenta y setenta, milagrosa en la actualidad- Green ha confiado en su productor de siempre Willie Mitchell -especialista en elegir el mejor arreglo posible para cada canción- y se ha valido de su, aún, prodigiosa y sensual voz. Todo ello da como resultado temas tremendamente adictivos; como el corte que da nombre álbum –un hit en toda regla y no ese “Crazy In Love”-, la preciosa balada “Rainin’ In My Heart” o la luminosa “You”.
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