Howe Gelb siempre fue un tipo prolífico, diverso e inquieto. Y apostando por sus propias cualidades es como, paulatinamente, se ha ido convirtiendo en una especie de mito underground capaz de focalizar una amplia amalgama estilística en la misma figura. Una mixtura que (sin prejuicios y dependiendo del momento) ha abrazado folk, indie, rock, americana, flamenco o incluso pop, tanto al frente de los imprescindibles Giant Sand como a lo largo de su extensísima discografía en solitario. Hasta ahora, la última ocurrencia del de Arizona consistía en haber reunido a la banda para regrabar al completo "Valley Of Rain" (Fire, 85) -primer álbum de Giant Sand-, bautizando el resultado como "Returns To Valley Of Rain" (Fire, 18).
Sólo unos meses después de aquel lanzamiento aparece una nueva entrega en solitario del músico, en la que cambia de tercio para ofrecer diferentes velocidades y estilos, y en la que apuesta por la elegancia y limpieza de formas como mínima base común. Retoma así la senda de la serie Further Standards, que contó con entregas homónimas en 2016 y 2017, para evidenciar su vertiente más evocadora y clásica. "Gathered" (Fire, 19) es un (meditado) cajón de sastre que cuenta con el (demasiado) generoso número de quince cortes, y en el que, como viene siendo habitual, tiene cabida cualquier apetencia del músico. Desde cortes instrumentales (“Anna”, “The Open Road”) a una amplia selección de temas jazzísticos al piano (“Not The End Of The World”, “My Little World”, “Presumptuous”), sin descuidar la presencia de la guitarra española (su alma gitana parece ya incorruptible) (“The Park At Dark”). También hay espacio para la desnudez acústica (“On The Fence”, “Gathered”), el ramalazo lo-fi de “Steadfast” cerrando la referencia, o concretar esa conocida afición del vocalista a la hora de versionar a otros artistas, caso del “Moon River” de Henry Mancini (con su hija Talula Gelb a la voz) o ese maravilloso “A Thousand Kisses Deep” de Leonard Cohen a pachas con M. Ward.
"Gathered" (Fire, 19) es una nueva muesca en el revolver del vaquero –otra más y no una especialmente destacada, en realidad–, que supone un trabajo algo irregular en el que se pueden localizar momentos valiosos junto a meros caprichos del autor. Una obra con la impronta de este peculiar trovador que, en cualquier caso, se enriquece con aportaciones variopintas en forma de colaboración, incluyendo al mencionado M. Ward, The Lost Brothers, las danesas Anna Karina y Kira Skov (de Kira & The Kindred Spirits), el andaluz Fernando Vacas, Pieta Brown o el multiinstrumentista holandés JB Meijers.
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