Es buena noticia que Telex (trío belga pionero de toda la música de baile hecha en Europa desde los ochenta) vuelvan.
No lo es que lo hagan con canciones que en realidad son descartes de sus primeros discos. Es buena noticia que se les reconozca su estatus de tesoro perdido (su último trabajo real es de 1986). No lo es que su disco suene a antecedente rancio de Fischerspooner o Miss Kittin. Son una fantástica noticia sus brillantes versiones de “# 1 Song In Heaven” de Sparks y “J’Aime La Vie” de Sandra Kim (sigue su obsesión neurótica con Eurovisión...), pero no sé qué pintan las de “Jailhouse Rock” o “La Bamba” (¿no tuvieron bastante con “Rock Around The Clock”?). Sería reconfortante que la audiencia actual quisiera recuperar hits como “Moskow Diskow” o “(N)eurovisión” a raíz de escuchar este disco. Y lo es que no vayan a hacer directos. Es buena noticia que existieran grupos electro-pop de onda fría como Telex cuando sólo se hablaba de Kraftwerk y no lo es del todo que vuelvan sin suficiente inspiración nueva. En fin, es una lástima que, como dicen ellos mismos, hace veinte años hubiera ordenadores en los estudios y hoy haya estudios en los ordenadores.
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