Hot Snakes, el grupo más querido de la escena de San Diego (y, para un servidor, la auténtica punta de lanza del dúo John Reis-Rick Froberg), es siempre un valor seguro. Suenan como un bloque de granito y ni siquiera el salto a un sello grande como Sub Pop ha suavizado lo más mínimo a una banda que lanza el trabajo más áspero y rabioso de toda su discografía.
Escuchando los dos adelantos del disco, “Death Camp Fantasy” y “Six Wave Hold-Down“, uno se podía esperar una versión más continuista de su último disco, el fabuloso “Audit in progress” (Swami, 2004). Sin embargo, la banda ha hecho los deberes y parece que su trayectoria musical en diferentes proyectos a lo largo de estos años ha dejado un poso en cada una de las pistas de este nuevo trabajo. Incluso me atrevería a decir que la reciente gira de Drive Like Jehu ha tenido mucho que ver en el actual sonido del grupo.
Porque, lejos de suavizar su carácter, el grupo lleva su propia fórmula a otro nivel en velocidad, rabia y contundencia. En ocasiones se alejan del punk para acercarse al rock más primitivo (atención al estribillo de “Psychoactive”), un terreno que sólo habían explorado hasta la fecha a través de otras de sus formaciones como Obits o Rocket from the Crypt.
Cabe destacar el papel de un desbordante Rick Froberg, que escupe el alma en cada verso, especialmente en cortes como “Have another one?” o “Why don´t it sink in?”, donde los latigazos rítmicos y los espídicos riffs de guitarra nos hacen poder sentir hasta las salpicaduras de sudor a través de los altavoces. El disco se cierra como una losa con “Death of a sportsman”, otra de esas canciones que, aunque a priori no habrían desentonado en su disco “Suicide invoice” (Swami, 2002), aquí se nos ofrece con mucha más crudeza.
Aunque a estas alturas a uno le reconforta encontrarse con el ADN de sus tres primeros discos, es de agradecer que la banda siga haciendo temblar sus propios cimientos. Este disco no es simplemente una excusa más para reeditar sus discos y salir de gira, aunque muchos ya nos habríamos conformado con esto. Pero es al dejar de buscar y celebrar estos patrones habituales cuando realmente se puede disfrutar de este disco. Y mucho.
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