En un año en que Aaron Funk sólo había publicado hasta la fecha, este nuevo disco supone el regreso a la frenética actividad (más de treinta referencias en apenas seis años) de Venetian Snares. Con semejante producción, parece imposible que a estas alturas el de Winnipeg pueda seguir sorprendiendo, pero lo hace en las quirúrgicas “Duffy” y “Cabbage”, con una frialdad inédita, trascendiendo los límites del breakcore y el drill’n’bass. Muestra su cara más amable -llevar esto a la pista de baile ya no es algo reservado a esquizofrénicos, aunque sí a valientes-, e incluso en el corte con el que arranca en esta ocasión, “Frictional Nevada”, se reserva algún momento de tranquilidad, más cerca que nunca de Aphex Twin y de la IDM que en algún momento llegó a cultivar como parte fundamental de su música.
Por lo demás, estos veinticinco minutos pueden funcionar también como resumen de sus últimas entregas: retoma parcialmente la agresividad de “Winnipeg Is A Frozen Shithole” al tiempo que deja caer unas melodías en la inquietante “Beverly’s Potatoe Orchestra” y en “Shoot Myself” se acerca al clasicismo de “Rossz Csillag Alatt Születtet”.
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