No puede ser que haya pasado tanto tiempo desde esa época en la que alguien me cantaba una y otra vez “I Could Stay Here Forever”, pista catorce de “Teenager Of The Year”. Yo era adolescente, y Frank Black no, pero se negaba a reconocerlo a la hora de componer, muy influenciado todavía por el rock que él mismo gestó en los noventa con Pixies. Hoy, diez años después y tras cinco álbumes sin Deal, Lovering y Santiago, Frank Black Francis ha decidido despegarse totalmente de cualquier rastro de distorsión que pueda quedar en su inconsciente declarándose mayor. Lo hace sólo, acercándose a los grandes del soul y el country–rock añejo. El lugar elegido ha sido Nashville, de donde capta todo el imaginario del songwriter de folk que, pegado a la barra y sin quitarse la botas, llora ahogadamente las lagunas del pasado.
“HoneyComb” supone una vuelta a los orígenes. Porque las melodías countries de temas como “Strange Goodbye” (cantada junto a su exmujer) recuerdan a Van Morrison, porque el tono que reproduce en “I Burn Today” alzanza la amarga languidez de Tom Waits, porque cuando escucho “Go Find Your Saint” no dejo de ver a Black mirando absorto una foto de Bob Dylan, y porque las preciosas versiones que ha recompuesto el exPixies de “Dark End Of The Street” (Dan Penn), “Song Of The Shrimp” (Elvis Presley) y “Sunday Sunny Mill Valley Groove Day” (Dough Sham) las apreciaré de verdad conforme pase el tiempo.
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