Rick Rubin le ha sacado a Neil Diamond unos cuantos años de encima. Un lavado de cara, un saneado en las formas y unos cuantos kilos de caspa que se ha sacudido de un plumazo. El único problema que puede tener “Home Before Dark” es que se compare esta colaboración con las que llevaron a buen puerto el barbudo productor y Johnny Cash. Son casos distintos, eso ya lo sabemos, y el talento del uno y el otro no pueden medirse con el mismo rasero.
Sería cruel pensar que aquel rompecorazones en los setenta se tenga que ver ensombrecido por el gran capitán del country. Así que será mejor distanciar las propuestas, y valorar méritos en su justa medida. Para Neil Diamond esta es su segunda tentativa de modernizarse, una nueva oportunidad de oro que le ofrece el destino. Y ha sabido sacarle partido, puesto que esta cosecha es mejor que la anterior, más trabajada, menos forzada. Quizá aún falte algo de naturalidad, pero es innegable que de la unión de Rubin y Diamond salen canciones como soles.
No temblará la tierra, pero gracias a esa mezcla de dulzura y crudeza “Home Before Dark” se convierte en un buen disco de compañía, sobre todo al escuchar piezas tan hermosas como “Pretty Amazing Grace” o la titular. Sin riesgo a equivocarme, creo que a la tercera daremos con el molde definitivo.
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