Agárrense los machos caballeros y que se santigüen las beatas. El Reverendo Manson ha renacido, cual cómic de Manga, en una mutación más dañina y contagiosa. Tras el decepcionante “Mechanical Animals”, Marilyn Manson va a echar por tierra las predicciones de los detractores que le daban por un vampiro sin talento.
Rock épico, más denso, retorcido y espacial que nunca, pero perfectamente basculado a lo largo de nada menos que veinte temazos. El resultado: un álbum que se escucha sin pausa, de principio a fin, conceptual en la forma y en el fondo, capaz de embarcarte en un viaje trepidante de sensaciones. Porque lo más destacado de este “Holy Wood” es la maestría con la que el Reverendo ha jugado sus cartas. Enlazando, cual orfebre, las veinte piezas de un puzzle imposible. Recogiendo lo mejor de su aprendizaje con su reencontrado genio, Trent Reznor (“The Death Song”, “Disposable Teens”, “Born Again”, “King Kill 33”), añadiéndole unas gotitas de grandes maestros de lo épico como Roger Waters (“The Wall” siempre será un referente) y retomando sabiamente los medios tiempos (“In The Shadow Of…”, “A Place In The Dirt”, la preciosa “Lamb Of God”) en una muestra de fina y sutil astucia. Lo dicho todo un zorro este Manson.
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