Aunque “Hollywood Vampires”, el disco, se ha hecho realidad ahora, la historia tiene su origen en la década de los setenta. Durante una temporada una serie de músicos encabezados por Alice Cooper se reunían cada noche para beber y conversar. Ahí estuvieron Harry Nilsson, Keith Moon, John Lennon y Ringo Starr. Empujado por el entusiasmo del actor Johnny Depp (también toca y co-escribe), Alice Cooper hace realidad algo a lo que llevaban tiempo dándole vueltas: rendir tributo a aquella panda de salvajes y a la música de aquellos días.
Con Joe Perry (Aerosmith) como tercer vértice, Hollywood Vampires firman un disco en el que el carrusel de invitados es de traca. Nos encontraremos a Paul McCartney, a buena parte de los miembros clásicos de Guns N’ Roses (exceptuando a Axl Rose, claro), a un Dave Grohl que no se pierde ni una, a Marilyn Manson, a Perry Farrell e incluso a Brian Johnson, una estrella no tan habitual en estos saraos.
El repertorio es una selección sin sorpresas, pero en la que nada desentona. De todos modos, lo meritorio del disco es que las versiones no son un simple calco, sino que están pasadas por una batidora que les da nueva vida. No hace falta más que escuchar la sumamente hábil fusión de “School’s Out/Another Brick In The Wall”, la desenfrenada relectura de “My Generation” de The Who, “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin y su fabulosa armónica demoníaca, o “Itchycoo Park” de Small Faces, a la que Hollywood Vampires aportan una chispa especial. Además, que incluyan dos temas originales escritos para la ocasión le da más credibilidad al proyecto. En el caso de “My Dead Drunk Friends”, la vertiente teatral encajaría a la perfección en el universo de Alice Cooper. Por cierto, el disco empieza con “The Last Vampire”, un guiño cariñoso a Christopher Lee. ¡Qué siga la fiesta!`porque con invitados así da gusto.
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