Al dúo Dwomo, formado por Antonio y Coque, le siguen funcionando las cosas. Su primer disco, “Osinaga” (Dro, 02), prosperó en diferentes singles, con abundantes temas extras, y en el trabajo de remezclas “Descalzos en la luna” (Dro, 04), cerrando así una primera etapa para estos dos jóvenes madrileños.
La edición de este nuevo trabajo trae canciones que continúan la estela de “Osinaga” como ”Perfect Dream”, “Paradise” o “Sin noticias de Marimar” (que hace de primer single) y otras más suaves como “La crisálida” o “Daniella”, que nos descubren a unos Dwomo más intimistas y sentimentales (como la acústica “Emma de Brooklyn”) que parecen haber aparcado las guitarras casi definitivamente para tirar de Casios, teclados y cachivaches varios, que inventa el propio grupo, con tal de encontrar sonoridades adecuadas a sus nuevas composiciones. Y aunque en “Hijos de un domador” se siga investigando en los distintos idiomas, véase por ejemplo “L’enchantement” o “Bambú”, la nueva propuesta de Dwomo parece perder gracia, repitiendo algún chiste a lo “Guillermo Tell Me”, y algo de fuerza y contenido lírico al introducir en el minutaje tres instrumentales. El grupo mantiene la fórmula del cocktail cosmic, etiqueta que utilizan para definir su particular estilo variopinto y juguetón de hacer y ver la música, modificándola con unos ingredientes que, a mi juicio, no son los más apropiados.
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