Cometh The Storm

Es espectacular el arte que tienen High On Fire para mantenerse brutalmente auténticos contando con hitos como haber sido teloneros de Metallica, haber ganado un Grammy en 2019 y teniendo una lista de colaboradores y ex miembros que son la dinastía del sludge mundial.

“Cometh The Storm” es el sólido testimonio de lo que la banda del personajazo Matt Pike es hoy día, a casi veinticinco años de su disco debut. A juzgar por la vitalidad de esta colección de canciones que se extienden por casi una hora, la banda goza de una salud ideal y una mala hostia renovada que da miedo.

Abriendo la faena está “Lambsbread” una bestia peluda en forma de canción que domina la tormenta a base de riffs de groove perfecto y templa el carácter con pasajes de improvisación hippy. “Burning Down” los acerca al stoner que tanto supieron alimentar y los deja de rodillas frente al adorado altar de Black Sabbath. Porque la épica, cuando lenta y pegajosa, más épica aún. Las voces raspan y los solos de guitarra transportan. Cada golpe de caja es un latido de un corazón físico culturista.

Tras la titular “Cometh The Storm” –ambiental pieza que deviene en progresiva (¡ese crescendo!) y termina apocalíptica–, llega una de las joyas del conjunto, “Karanlik Yol”, que significa “camino oscuro” en turco. La ejecución en saz (instrumento clásico anatoliano) por parte del bajista Jeff Matz deja al trabajo entero en otra dimensión. Es también en estas intenciones dónde High On Fire se distancian de la media: el poder agitador de este instrumental exótico y su indudable carácter folklórico e incidental son un evento a agradecer.

Para volver a la buena rutina “The Beating” nos recuerda la dependencia del grupo del legado de Motörhead, “Lighting Beard” cambia velocidad por tribalismo y sigue impactando, del mismo modo que lo hace el título que cierra el trabajo “Darker Fleece”, una sinfonía doom de casi diez minutos.

Aunque brutalmente intenso y psicodélico, “Cometh The Storm” engancha como pocos en el estilo. Es posible que ocho de tus diez vecinos se quejen si lo pones a alto volumen, pero los otros dos te preguntarán, cuando os crucéis por la escalera, qué es esa maravilla que estabas escuchando.