Hasta hoy, Paul Buchanan había escrito siempre la misma canción. Contenida, simple y elegante, anticipando muy pronto la actual electrónica de compañía. Por eso chocan en “High” dos temas springsteenianos (“I Would Never”, donde sólo falta el saxo de Clemons, y “Because Of Toledo”, circa "The Ghost Of Tom Joad"). Dice haber descubierto la “americana”. Pecados de madurez, expiados en dos canciones...
El resto de su cuarto largo, inesperado ocho años después de “Peace At Last”, sucede dignamente su trayectoria entera. Especialmente al recordado “A Walk Across The Rooftops”, hogar del single más pulcro de los ochenta (“Tinseltown In The Rain/Stay”). Sorprendieron entonces por lo fácil que movían la pelota, eligiendo siempre la mejor jugada. A cambio los encajonaron con Sade y Blow Monkeys como pop para yuppies higiénicos. Error. Eran sólo tres tipos que cantan una y otra vez su misma historia de romanticismo cotidiano. Y como a todo aquel que persevera en algo, cada vez les sale mejor. Aunque para hacer de Springsteen ya esté Bruce.
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