Tantos son los éxitos de los Ramones, que hasta cincuenta y ocho saben a poco. Y eso que todos usan y abusan de esos tres acordes que tanto han venerado sus discípulos. Aunque estamos ante una compilación con un par de años de existencia, en esta ocasión nos encontramos ante una edición exclusiva para nuestro país (mismos contenidos, distinta carpeta) que, por lo que parece, anda a un paso de llegar al oro.
Y es que, gusten o no, Ramones siguen siendo uno de esos nombres indispensables para entender la música de nuestro siglo. Sin su coartada amateur, sin su jetazo y sin su particular forma de entender las enseñanzas de Phil Spector, el punk no hubiese sido lo mismo, algo que evidencian todas las piezas seleccionadas, desde sus inicios hasta los tiempos de “Pet Sematary” o “I Wanna Live”. Obviamente, la compilación se fija con más ahínco en los primeros años, pero todos sabemos que aquello fue irrepetible. Seguirán pareciendo unos nerds, unos toscos chicos de barrio, unos macarras colgados, pero a los Ramones lo que es de los Ramones. Indispensable para todo aquel que –tremenda equivocación- no cuente con los trabajos originales.
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