Hacer mención a “Hertzainak”, debut homónimo del quinteto de Gasteiz, es rememorar y adentrarse en el corazón mismo del levantamiento cultural de mediados de los 80, tanto de Gasteiz como de Euskal Herria. La cultura vasca, primero sobreviviendo contra todo pronóstico y después creando todo un movimiento cultural y político (términos ambos imposibles de disociar) que lo impulsó a un nuevo escenario, había descubierto el rock and roll en los años 70, tras la toma de contacto de la década anterior. Aquellos pioneros pusieron la semilla del rock y después parte de ellos convivió con las nuevas hordas rockeras infestadas del espíritu subversibo del punk. Incluso podríamos remontarnos a finales de los 70 para decubrir trazas de aquellas semillas punk, pero es en los 80, y sobre todo con este trabajo que nos ocupa, cuando se concretó en soporte físico y cuando se creó la infraestructura necesaria, todavía precaria pero imprescindible, para su materialización.
El disco que cimentó aquella base, el trabajo que dió forma y enseñó el camino a todo lo demás, no es otro que “Hertzainak” (Soñua, 1984). Para entonces, ya andaban circulando (algunos aun desde finales de los 70) La Polla Records, Zarama, MCD o Eskorbuto, y Barricada incluso habían publicado también en Soñua el año anterior el fantástico LP “Noche de rock & roll” (1983): Un disco cuyo sonido fresco y de rock urbano con tendencia al rock & roll se vió sustituido en breve por un empuje aún más agresivo en “Barrio conflictivo” (Soñua) del año siguiente, ya con el cambio de dos miembros clave: el fallecido Mikel Astrain y el poco elegantemente apartado Sergio Osés (aprovecharon que se había ido a la mili para echarlo). El debut de Barricada adelantó, pues, a todos los demás, aunque el de Hertzainak resultó más influyente para la escena que nos ocupa. Ahora bien, es evidente que la sombra de Barricada planea tanto en Euskal Herria (Leize, Kalean...) como -incluso aún más– en el Estado español desde prácticamente el año 0, pero el de Hertzainak es más representativo e influyente en el RRV.
Una vez aclarado esto, el disco de los de Gasteiz es una auténtica bomba de principio a fin, un crisol de sonidos y ritmos extremadamente excitante y demoledor. La rabia y ganas de romper con todo de sus 10 temas son aún hoy en día difícilmente asimilables con pasividad o indiferencia. Cantando íntegramente en euskara, utilizaban un lenguaje divertido, combativo, irónico y callejero que enganchaba a la primera. El comienzo mismo con “Eh txo!” sabe a clásico desde el primer instante. El saxo de Tito Aldama, símbolo inseparable del grupo en sus dos primeros discos, le confiere personalidad y supone una invitación al jolgorio, la fiesta y el baile, todo ello parte imprescindible del RRV, condimentado con letras políticas, de critica social y aún así con no pocas concesiones al humor y a la diversión.
“Pakean utzi arte”, de las más recordadas y significativas, está dedicada a un militante de los Comandos Autónomos Anticapitalistas que murió al estallarle el explosivo que manejaba. “Si vis pacem, parabellum” nos muestra a Gari en uno de sus registros de tono más bajos, donde se siente como pez en el agua. También nos muestra los intrincados ritmos del grupo, presentes en toda su discografía, con temas de ritmos más rebuscados y elaborados de –digamos- lo habitual. Dos pelotazos como “Kontrola!” y la avasalladora “Kamarada” (¡qué mala ostia y qué fuerza y qué velocidad!) los sitúan en la cúspide del punk de todas las épocas. Menuda manera de terminar la cara A.
Arranca la cara B con nada menos que “Ta zer ez da berdin” y la voz de Ruper Ordorika replicando a la de Gari, incluso a veces a dos voces. Otro tema legendario (y van...), de los que hacen época, con su irresistible saxo en primera línea y sosteniendo toda la línea melódica, a veces en fantástico duelo con la guitarra. La densa y dramática “Infernuko atean” tiene su afortunado contrapunto en la macarra “Sigarrillos amariyos”, una auténtica travesura; nihilismo con mucho fondo y gran gancho. Resulta curioso cuando la grave voz de Gari se puede confundir con la del mismísimo Ruper, quien canta, como hemos dicho, en “Ta zer ez da berdin”. El crescendo y el final del tema son absolutamente imbatibles.
Como imbatible es “Drogak A.E.K.’n”, la cual, sin dejar de ser una provocación refleja un fondo de hastío con ciertos sectores militantes. Es quizás la visión punk del asunto, lo cual no debería llevar a demasiado equívoco por cuanto lo hacen con mucho humor; tampoco deberíamos olvidar la capital importancia que tuvo el hecho de que Hertzainak cantara en euskara. “Arraultz bat pinu batean” (con letra de Karra Elejalde) se mofa de la autoridad militar con una letra surrealista y divertida y supone un gran reflejo de la Euskadi Tropikal: pura diversión, reivindicación y transgresión. Un ritmo matador, atractivo y que trae una de las mejores anécdotas de sus grabaciones. Cuenta Marino Goñi que volvía una mañana al estudio de grabación y el grupo aún seguía grabando este tema, con Josu Zabala subido a una silla y dirigiendo a los músicos y a una horda de acompañanten con turutas y en medio de una auténtica juerga. Una grabación rodeada de leyenda, se mire por donde se mire, y un resultado final apabullante que se erige como piedra angular del rock radical, con el mérito añadido de haberlo hecho en el idioma de Aitor.
Abrir la doble carpeta y encontrarse el dibujo de Murillo, con unos casi recién estrenados txapelgorris (Policía de la Comunidad Autónoma Vasca o Ertzaintza) golpeando y pasando la manguera a la peña mientras reciben tomatazos. Unos con paraguas y botellas en la mano; los otros, con porras y pistolas. Así fue como la Policía Autonómica fue ganándose la simpatía de la juventud vasca. La contraportada es un collage a lo Sergeant Pepper’s de los Beatles, con los miembros de la banda acompañados de una serie de personajes de lo más variopinto: curas, policías, obreros, John Lennon, un cura, un txistulari, policía inglesa, la A-8, picoletos, militares, guerrilleros, una máscara antigás, los miembros de Hertzainak cuando eran niños, un harrijasotzaile. El libreto interior es bastante austero: por un lado tenemos la mano empuñando una porra y en su reverso la porra recortable, y por el otro la letras de las canciones solamente en euskara, créditos, agradecimientos y las carátulas de todos sus discos.
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