Cuando hace diez años Toteking y Shotta publicaron “Tu madre es una foca”, el contexto era bien distinto al que domina estos días; de la burbuja bien inflada al desencanto, la crisis y la desafección. También es el trecho que hay entre la gamberrada y la rabia, porque en un setenta por ciento estamos ante un disco de trinchera (el resto es para una guasa que no excluye la mala leche), una llamada a la acción en la que reciben sin miramientos algunos de nuestros ‘clásicos’ contemporáneos: Angela Merkel, Esperanza Aguirre o Juan Carlos I están en la diana de los hermanos sevillanos, sobre todo en las rimas de Shotta, mientras que el Tote lo borda en los momentos de autoafirmación, reivindicando su indudable peso en el hip hop hecho aquí, con una inquietud no siempre bien entendida. Con estos mimbres, la primera parte del álbum funciona como un tiro: agresivo en “Héroe” y “Mi política” (con bases de Baghira e Illmind, respectivamente), cachondo como antaño en “Gordos”, fiestero en “Naaaah naah nahhh” y con el sello de Griffi en “No entiendo ná” o “Está bien”. Capítulo aparte merece “Sanse”, con producción de Frank T en un guiño actualizado a los violines de “La gran obra maestra”. Después, a pesar de la batalla de “Pura mierda” o la potente “Voy a…”, la sensación es que este segundo asalto mano a mano pierde pegada y equilibrio respecto a una media hora inicial que no había dado tregua.
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