El líder de The Jam sigue opositando a clásico de inspiración inmarcesible desde hace años. “Stanley Road” (95) y “Heavy Soul” (97) nos hacían sospechar de ello y su nuevo disco no hace sino confirmarlo.
El líder de The Jam sigue opositando a clásico de inspiración inmarcesible desde hace años. “Stanley Road” (95) y “Heavy Soul” (97) nos hacían sospechar de ello y su nuevo disco no hace sino confirmarlo. Arropado como siempre por Brendan Lynch en la producción y por Steve Cradock y Damon Minchella en los instrumentos (a Ocean Colour scene se les puede llamar copiones, pero nunca desagradecidos), Paul Weller entrega diez nuevos motivos de admiración para los que pensamos que eso del talento no se aprende. Diez canciones a las que hay que dar tiempo; aprendiendo a escucharlas y a quererlas porque, a pesar de que mantienen el hálito R&B de siempre, son menos directas e inmediatas que las de sus anteriores trabajos. Beat, soul y psicodelia temperados y en perfecto equilibrio que, en algunos casos, (“Sweet Pea, My Sweet Pea”, “With Time And Temperance”, “There’s No Drinking After You’re Dead”) sirven para dejar en evidencia a toda la tropa de luminarias (Embrace, Travis, Geneva... los mismos OCS) que el pop británico ha servido en el último lustro. Ya les gustaría a ellos, ya...
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