Si con tu primer disco, "Gang Signs & Prayer", te llueven los premios, alcanzas el número uno en el Reino Unido, eres el cabeza del festival de Glastonbury y apareces en la portada de la revista Time, ¿qué se puede esperar de tu segundo disco? Para empezar, sacar un par de singles de adelanto que revienten los charts hasta convertirse en himnos generacionales como "Vossi Bop" o "Wiley Flow". Y para redondear el trío de canciones de adelanto sorprendes a todos con "Crown", una canción tan redonda y emocionante que te dan ganas de gritar al cielo en agradecimiento eterno.
Cuando ves la portada de "Heavy Is The Head" sabes que Stormzy es ahora el capo. Y no va a serlo solamente de Londres, sino que tiene potencial suficiente para que el mundo entero acabe rendido a su talento. Ahí está, con el chaleco antibalas que Banksy diseñó para el ya mítico concierto en el escenario piramidal en sus manos, diciendo mucho con muy poco. Stormzy es dueño de su futuro y motor de una nueva generación que ha crecido con el grime, ajena al rancio britpop. Directo de las cloacas de la sociedad, el grime aporta oxígeno a un mundo de la música tan predecible como aburrido. Stormzy lo sabe y no solamente ha pulido su estilo para crecer, sino que diversifica sus opciones creando un disco adictivo que bebe del pasado y marca con pie firme cuál será el futuro.
Sin esconder sus orígenes y rendir tributo al grime de Wiley o Skepta, no titubea en mirar más allá de Inglaterra y tomar lo mejor del rap norteamericano cuando le apetece. Stormzy golpea y noquea sin inmutarse a golpe de bases elegantes, minimalismo bien entendido y una voz y unos fraseos que nos guían a través de una colección de canciones espectaculares.
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