Oxígeno. Ventilar, aupados en la rotundidad que transpiraba “Lisbon” (10), esa viciada atmósfera que saturaba de sombras sus anteriores trabajos. Ese parece ser el propósito de los neoyorquinos, marcados por la manida importancia del entorno: te marchas a grabar con Phil Ek (Fleet Foxes, Band Of Horses) a su estudio en medio de un bosque de Oregón, recabas la ayuda de Robin Pecknold (Fleet Foxes) para que aporte unos casi imperceptibles coros en un tema (la melosa “No One Ever Sleeps”) y buscas que el mundo sepa que ahora tu sonido es más grandioso que nunca. La empresa, claro, tiene sus riesgos. Porque la jugada cuaja en el aliento gospel de “We Can’t Be Beat”, el resultón estribillo de “Heartbreaker”, la nocturnidad morosa de “The Witch” o los pespuntes muy Luna –New York obliga- de “Song For Leigh”, pero licua su altisonante sonoridad en una grandilocuencia algo vana cuando busca el AOR alternativo en “Love Is Luck”, masculla aullidos épicos sin grandeza en “Nightingales” o vuelve a arruinar con fogueo populista (esos “uooo…”) el esperanzador inicio de “Heaven”, en una maniobra muy bien pulida que, con todo, nunca gozará de la madurez de unos -pongamos- The National.
La verdad es que he acabado escuchando de nuevo a The Walkmen, y no esta mal. Y es que esta critica ha sido un poco liosa, así que los he escuchado, y no esta mal, a pesar del comentario de arriba.
My Name Is OtReBoR
A really good answer, full of raanlitoity!