Si algo tiene Josh Homme como músico es la capacidad de moverse en diferentes terrenos dentro del hard rock y encontrar ese puntito de atractivo suficiente para que acabemos picando en cada uno de sus numerosos anzuelos ya sean estos en forma de discos o colaboraciones.
Y si hay precisamente algo que tiene este tercer largo de su otra banda, Eagles Of Death Metal, es un buen señuelo musical basado en alejarse del todo del ambiente opresivo y denso de las bandas del desierto como Master Of Reality y acercarse más al ideario rockero tan divertidamente cafre como clásico de bandas como Monster Magnet. Es decir, mucho fuzz y mucho boogie vacilón, que acaba resultando un cruce entre los ZZ Top más clasicos con los B.R.M.C. más garageros. Doce temas bastardos que oscilan vacilones a base de riffs con aire glammy y provocador, ideales para desengrasar de alguna sesuda escuha de pop barroco y pretencioso. Claro que tampoco cambiará el curso de los acontecimientos y la banda a la que seguirás prestando toda tú atención es QOTSA, lo mismo que The Raconteurs siempre serán la banda del de The White Stripes y no al revés.
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