Glen Hansard lleva tocando música desde los 13 años, y se nota. Desde que abandonara el colegio para hacer de “busker” adolescente por las calles de Dublín (el mismo rol que interpretó en la fantástica “Once”), fue Outspan en “The Commitments”, publicó siete discos con The Frames y viajó por todo el mundo con The Swell Season. En su tercer disco en solitario, resuenan más que nunca la Santísima Trinidad que sonaba en su casa de pequeño: Dylan, Cohen y Van Morrison. El “Tigre de Belfast” lo hace especialmente en la hermosa “Why woman”, continuación del rock robusto y eléctrico de la inicial “Roll on slow”, sección de vientos incluida.
El folk desnudo que llevó casi a la perfección junto a Markéta Irglová vuelve a aparecer en “Wreckless heart”, al igual que lo hace su apasionada manera de cantar en “Movin’ on”. La misma belleza transita por los pasajes de piano de “Setting forth”, y se hace más aguda en el soul de muchos kilates de “Lucky man”.
Y es que Glen Hansard no es, obviamente, VVan Morrison ni Otis Redding, pero es capaz de retomar su legado en sus composiciones y al mismo tiempo transmitir verdad y emoción. Un buen ejemplo es “One of us must lose”, una canción sin estribillo, pero que nos engancha desde el primer momento. La que sí tiene estribillo, y probablemente el mejor del disco, es “Your heart’s not in it”.
Sorprende que un disco surgido, prácticamente, de la casualidad (mientras el artista repasaba su obra en los estudios Black Box, en Francia) tenga tan buenas canciones. Unas canciones que siguen escarbando en buena medida en las secuelas y naufragios afectivos, como el soul- folk del single “Time will be the healer”, en el que Hansard se viste de consejero del amante desolado. O cómo al final el tiempo, siempre, lo cura todo.
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