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El sello Saddle Creek sigue engrosando su nómina de artistas de indudable talento y voz peculiar. Una de las últimas en incorporarse a la familia ha sido Megg Duffy, conocida sobre todo por ser guitarrista de Kevin Morby, y que ahora acaba de publicar un excelente segundo largo bajo el nombre de Hand Habits. Lo que empezó siendo un proyecto unipersonal con un muy buen primer álbum titulado “Wildly Idle”, puede ser considerado ya una banda de pleno derecho que tiene entre sus filas a otros músicos de probada solvencia como el multi-instrumentista John Andrews, que aquí se ha hecho cargo de la batería, o al productor Brad Cook que se ha hecho cargo del bajo y que te puede sonar porque participó recientemente en el disco de los Big Red Machine de Aaron Dessmer (The Nacional) y Justin Vernom (Bon Iver). Aunque esa no es la única conexión que existe entre este disco y el autor del imprescindible “For Emma, Forever Ago” ya que ,por lo visto, “placehoder” ha sido grabado en los estudios que el cantautor tiene en su Wisconsin natal e incluso diría que se ha impregnado de su relajado ambiente.

Bien, pues con todos estos antecedentes, ya puedes imaginarte a qué suena “placeholder”: Indie-folk ensoñador de voces tan delicadas como vaporosas y cuidadosos destellos de guitarras muy bien colocados a la manera de un Nels Cline en la segunda era de Wilco. Nada que no hayan hecho un buen número de músicos a ambos lados del charco que van del legado de Neil Halstead a Will Oldham pasando por Angel Olsen, Julien Baker, Lucy Dacus o nuestra maravillosa Joana Serrat. Pero no quiero desmerecer el resultado obtenido por Megg Duffy, ni mucho menos, porque resulta que “placeholder” sienta como un auténtico bálsamo para el espíritu y se torna un trabajo ideal para acompañar esas tontorronas tardes crepusculares tan dadas al recogimiento. Canciones como la tierna “Pacify”, “yr heart (reprise)” o la dedicada a los terribles incendios sufridos en California “wildfire”, cumplen su función de tejer un enorme almohadón de notas sobre el que acurrucarse para no despertar jamás.