Buena parte de la reputación de un sello como Relapse viene dada por la inequívoca capacidad de este para escaparse de los corsés del metal y abrirse a otros estilos. Nothing son el último ejemplo de ello. En su debut, “Guilty Of Everything”, los de Philadelphia tienden fervorosos puentes entre el shoegaze primigenio de iconos noventeros como My Bloody Valentine, Ride o The Jesus & Mary Chain y esa reciente generación de bandas encabezadas por Whirr, True Widow o Deafhaven que actualizan ese legado con modernas y personalísimas interpretaciones. Treinta años en un abrir y cerrar de ojos.
La singularidad de Nothing reside en que son capaces de extraer la pura esencia del género, a saber, la timidez militante y el matrimonio entre ruido y melodía con acertada lucidez y sin traicionarse siquiera un sólo instante.
En apenas nueves cortes construyen un tratado de intensidad preciosista y romanticismo aterciopelado que amenaza, sin disimulo, con ser una de las sorpresas del año.
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