Al nuevo trabajo de Beck le pasa lo mismo que al último de R.E.M., The Chemical Brothers, Mercury Rev o Duran Duran (por poner ejemplos de estilos muy diferentes entre si) que son ejercicios de un lenguaje musical ya conocido que identifica a sus autores, pero que ni añaden nada nuevo a su universo, ni tampoco contienen temazos suficientes para que te apetezca repetir la escucha sin acudir antes a discos anteriores que te marcaron y fueron significativos de una época de tu vida.
En este caso, lo has adivinado, “Güero” te remite a “Odelay” por la vía directa, pero carece de la frescura, inmediatez, desparpajo, candidez, ritmo y significado de éste. Es un disco poco creíble por lo que tiene de revivalista de si mismo y porque parece que la consigna de vuelta atrás para recuperar el tiempo perdido, tras la edición del intimista y apocado “Sea Changes”, es demasiado evidente. Y no deja de ser curioso que, después de tantas comparaciones, para nada gratuitas, con el maestro Prince, Beck vaya a caer en el mismo hoyo que el genio de Minneapolis. Un hoyo de reiteración e indolencia que puede hacer peligrar el arroz musical hasta pasarlo. Demasiado tiempo y expectativas son armas de filo muy afilado ante la escasez de ideas novedosas.
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