Tras varios años en la carretera y el recibimiento de un premio Grammy, la banda de Michigan Greta Van Fleet se aventura con la publicación de su segundo álbum de estudio completo, "The Battle at Garden's Gate". Nuevo trabajo que consigue en general un acabado más elegante y personal que su predecesor, "Anthem of the Peaceful Army" (18), y funciona ayudando a convertir en irrelevante y cansina la eterna comparación del grupo con Led Zeppelin. Lo hace con un nuevo refinamiento de su sonido y un giro más pretendidamente "espiritual" en su contenido lírico.
Siendo conscientes de todo esto, el cuarteto estadounidense ofrece 12 nuevas canciones que, excediéndose en algunos momentos en aspectos como la duración, consiguen funcionar y entretener a más no poder. Porque Greta Van Fleet, al igual que muchos de sus referentes musicales, hace música para masas destinada a llenar estadios. Y aquí es cuando hay que sacar a relucir la producción de un titán como Greg Kurstin (conocido por trabajar con figuras como Sia, Paul McCartney o Dave Grohl) y la técnica personal de los hermanos Josh, Jake y Sam Kizska y Danny Wagner, desarrollada en estos últimos años de éxito mundial. Este álbum nos muestra a un grupo que funciona como un grupo, que suena como un grupo y que ofrece un espectáculo pop de 1 hora que no todos los músicos del momento son capaces de proveer.
El álbum tiene un inicio explosivo con uno de los mejores temas de todo el trabajo, "The Heat Above". Es hermoso ver cómo emergen las guitarras acústicas de entre todo el caos de baterías, órganos y guitarras eléctricas. El disco tiene numerosos momentos así, pero nada de esto quita la poca complejidad compositiva de la mayoría de piezas o la repetición musical en muchas de las canciones del LP. ¿Lo que cuenta y hace en más de 1 hora lo podría hacer en 40 minutos si ahorramos en redundancia? Un servidor cree que probablemente sí.
Este es un disco en el que se echan de menos más interludios musicales como el del epílogo de "Broken Bells" (uno de los momentos más álgidos de todo el álbum) o los cambios de ritmo de "Age of Machine". En definitiva, momentos donde el grupo puede apartarse un poco de la fórmula y explorar en mayor profundidad ese nuevo "sonido Greta Van Fleet" del que tanto han hablado en entrevistas. Un sonido del que, de nuevo, hay atisbos en este álbum. Y es que la banda sabe entregar un buen pop rock pesado que hace que el oyente grabe en su cabeza estribillos pegadizos e instrumentales muy cuidadas. Más allá de esto, "The Battle at Garden's Gate" deja claro que la excelencia o la novedad musical no se consiguen simplemente con un envoltorio impoluto y un descenso del porcentaje de sonido zeppeliniano. La dirección, no obstante, es la correcta.
"El cuarteto estadounidense ofrece 12 nuevas canciones que, excediéndose en algunos momentos en aspectos como la duración, consiguen funcionar y entretener a más no poder".
En alusión a la extensión del álbum, las canciones cumplen con una duración muy común en los álbumes de género rock. Es más, uno de los rasgos más característicos del rock es su duración mayor a la media. No comprendo la crítica a su duración.