Después de verle girar formando parte de Girls Against Boys, el bueno de Schmersal viene otra vez al ataque con su banda de siempre, aunque haciéndolo con más bien pocos cambios.
Es decir, siguen presentes el juego de melodías pop naïf en medio de un campo labrado por el indie rock, guitarras distorsionadas, trazos punk, aromas post-hardcore, combinación de voces masculinas-femeninas (entre él y Toko Yasuda) y esa acostumbrada variedad estilística a la hora de escoger las bases de cada tema. Y aunque llegados a este cuarto disco quizá debiéramos remarcar cierta sensación de deja-vu con respecto a otras entregas, repitiendo esquemas o acercándose a patrones previamente tratados en sus otros trabajos, por el contrario, habría que recalcar como también han sido capaces de pulir, perfeccionar y superar su lenguaje en algunos aspectos que hacen de éste un disco sensacional: una gran cantidad de melodías excepcionales, mayor riqueza de texturas –generando un sonido bastante saturado e inhabitual en ellos-, más energía y, en general, canciones más vibrantes. Un nuevo gran acierto.
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