Grant-Lee Phillips luce ya definitivamente (y con total merecimiento) ese porte orgulloso reservado para los músicos clásicos. Una distinción que le sitúa como autor creíble y fiable a partes iguales, después de combinar honestidad con un talento fuera de toda duda. El músico cuenta con una prolífica carrera en solitario, desarrollada a lo largo de casi dos décadas y después de liderar a los personales y siempre reivindicables Grant Lee Buffalo allá por la década de los noventa.
Lo ha logrado partiendo de indie-rock de claro corte americano y querencia folk, con el que dispara en diferentes direcciones hasta lograr un álbum como “Widdershins”, con diversidad de velocidades y dotado de ritmo, músculo y grandes canciones. Un trabajo (noveno ya en su haber) en el que el vocalista se despacha a lo largo de doce temas que incluyen momentos tan brillantes como “The Wilderdess”, la irresistible “Another, Another, Then Boom”, el medio tiempo “History Has Their lumber”, “Totally You Gunslinger” o la sedosa “King Of Catastrophes”, además de singles claros del tipo de “Walk In Circles” o “Scared Stiff”. El resultado es un conjunto coherente y equilibrado, que entre sus múltiples logros consigue mantener intacto el pulso a lo largo de cuarenta minutos.
La figura del californiano se sitúa así cerca de la de Chuck Prophet, Steve Wynn o Robyn Hitchcock, músicos todos ellos muy sólidos y tremendamente respetados, pero que seguramente nunca tomarán esa primera línea de popularidad reservada a colegas como Tom Petty y compañía. Son los mismos que, desde su cómoda posición situada en la (relativa) retaguardia, mantienen independencia creativa y llevan años facturando piezas sin fecha de caducidad. Las mismas que funcionan con facilidad y satisfacen al paladar tradicional, pero con un sonido tan vigente que no admite dudas.
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