El quinto disco de GOOSE –el sexto si tenemos en consideración “Nonstop (Live At Pukkelpop)”– es como una fiesta en casa. ¿Recuerdas cómo eran las tuyas? Un grupito hablando entusiasmados en la cocina, una pareja enganchada al drama discutiendo en el pasillo, alguien casi inconsciente tirado en el sofá que parece resucitar cuando le ponen su tema favorito… Esa es la metáfora sonora que esconde “Endless”, un disco lleno de dualidades y fuerzas opuestas en equilibrio: hombre vs máquina, nostalgia y celebración, luz y oscuridad. Sobre el disco planea cierto aire familiar, como si ya lo hubieras escuchado antes, en parte debido a esa revisitación del electro pop de los ochenta (“Run Away” con sus chasquidos de dedos y ritmo hipnótico) y noventa, pero con un giro contemporáneo.
A las peculiaridades del sonido de los belgas se le añade ese “french touch” que tanto nos gusta de bandas como Justice o Daft Punk, gracias al paso del cuarteto por el mítico Motorbass Studios de París. Quizá el referente más claro sea el single de adelanto que da nombre al álbum, aunque no es el único. También hay espacio para la rave electro-punk y grandilocuente de “Rock”, con ecos lejanos a Die Antwoord o medios tiempos como “Shadowplay”, que capturan la esencia de espacios sacros gracias a los teclados, construyendo atmósferas muy emo. Siguiendo esa estela sinuosa aparecen hacia final del disco, cortes como “We are vibe”, arrastrándose lentos, sensuales. “World Party”, totalmente instrumental, representa parte de esas fuerzas en oposición: un beat electrónico que recuerda al latir de un corazón. En “Endless” encontrarás espacios para gritar, para bailar, para dejarte caer y volver a alzarte, porque al fin y al cabo, de eso va todo.
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.